Textura firme y ligeramente granulosa, con una pasta que se corta fácilmente en láminas o cubos. En boca, su textura se suaviza, aportando una experiencia cremosa. Sabor rico y complejo, con la intensidad típica del Pecorino, que aporta notas a frutos secos y un toque salino, combinado con el inconfundible sabor de la trufa, que añade matices terrosos. El contraste entre la leche de oveja y el sabor penetrante de la trufa lo convierte en un queso con un carácter único. Aroma elegante y potente, marcado por el perfume de la trufa que domina sin opacar las notas lácticas y a frutos secos del Pecorino. Curado entre 3 y 6 meses, tiempo suficiente para que la trufa se integre completamente en la pasta del queso, impregnando cada bocado con su delicado aroma.